domingo, 31 de marzo de 2013

Yo quería perder 10 kilos antes de nuestro reencuentro. Tú, apoyado sobre tu almohada, intentabas imaginar cada curva de mi cuerpo, y cómo sería al sentir tus dedos contra mi pálida piel. Yo me mantenía despierta cada noche, deseando que cada hora alcanzara la velocidad de la luz e ideando el mínimo roce de tus labios. Mientras, tú esperabas inquieto un mensaje inesperado, o anhelabas eses enfados míos de Domingo que tanto detestas. Todos los días me despertaba y me ponía a ordenar la habitación, pensando que una mínima gota de desorden te asustaría. Abría los cajones de mi ropa interior, y me planteaba qué pieza de todas aquellas sería la más ideal para tus ojos. Más tarde salía a la calle y mis ojos se inundaban de sueños, llenos de besos, roces, caricias...Tú seguías en tu mundo. Y, justamente allí, en la otra punta del país, estabas tú, escondido, recolectando todo el tiempo posible para hacer eterno lo que sería el comienzo de "nuestras vidas".

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