viernes, 17 de agosto de 2012

2.

"Se despertó". Todas las historias deberían empezar así. El comienzo de algo. Todos nos despertamos. Despertamos y vivimos. O al menos lo intentamos. Pero debemos despertarnos. Igual que ella. Ella se despertó, pero no sabía ni dónde, ni cómo, ni cuándo. Había una pregunta de la que le hubiera gustado no conocer la respuesta. Con 'quién'. Eso lo sabía, estaba sola. Se encontraba en una habitación completamente blanca. Incluso le llegó a parecer espumosa como la nieve. Eso hasta que, después de conseguir desenrredar todas las sábanas, se chocara contra el frío suelo. "Joder si está frío", pensó. Sin embargo cuando se levantó del suelo, una cálida temperatura se apoderó de su cuerpo. Se paró en seco. No entendía qué hacía allí. Ni dónde estaba. Ni la razón de su desnudez. No era la primera vez que se despertaba desnuda en la cama de algún desconocido. Así los llamaba ella. Todos y cada uno de los hombres que la llevaban a sus camas eran desconocidos. Ni siquiera se planteaban algo más. "¿Follamos? Follamos." No se veía tan desgradable si de verdad te apetecía una noche de sexo, y te ahorrabas las preocupaciones del día después. "¿Te llamo?", le decían. "No ". Seca y clara. Después de eso, desaparecía. Pero esta vez estaba sola, sola físicamente. Tardó 3 segundos en darse cuenta de que su ropa se encontraba encima de la mesilla, blanca como una margarita. Salío de la habitación al mismo paso que se iba vistiendo. Y para su asombro no se encontró a ningún tío en calzoncillos recorriendo la casa. Ni un mísero mueble. La nieve del suelo lo cubría todo, incluso el techo."¿Y ahora qué coño hago?". Encontró la respuesta fácilmente cuando el olor a sal y el sonido de las olas hizo que se orientara. Un impulso completamente desconocido la llevó a abrir la puerta, y aparecer en una inmesa playa. Nunca había estado allí. Pero, como siempre, el sonido del mar la relajaba, y le hacía sentirse en su casa. Ahora ya no estaba sola. Aún así quiso comprobar si alguien la acompañaba, o si realmente la soledad la acabaría matando, porque el sonido del mar no iba a estar allí para siempre. O sí. La arena le machaba los pies, nunca había sido para ella. Se tumbó en la piedras corroídas por el tiempo después de convencerse de que estaba completamente SOLA. Como siempre lo había estado. Gritó, se volvio loca. No sabía qué hacer. No sabía dónde estaba. Quería volver a su casa. Si tenía que sentirse abandonada, que fuera en un lugar conocido. Ese mar tampoco le gustaba. Parecía estar enfurecido. "¡QUE ALGUIEN ME SALVE! ¿HAY ALGUIEN AHÍ?". Silencio. Silencio. Y más silencio. No sé cómo expresar todo lo que sintió ella en ese medio minuto que tardó en cerrar los ojos. Parecía haberse dado cuenta de que nunca, nadie iba a salvarla, que siempre había sido alguien sin importancia. Un aquí te pillo, aquí te mato. Un ahora te necesito, mañana me das igual. Era alguien insignificante. Una mierda. Un montón de mierda en medio de una playa. Quería desaparecer, y esta vez en serio. Que se la tragara el mar...Entonces fue cuando escuchó una voz. Un susurro. Pero que perfectamente se entendía. "Despierta, despierta..." ¿Sabéis lo peor de todo? Ella no quiso escuchar. En el momento en que cerró los ojos, cerró su mente. No se volvió a despertar. Simplemente se dio cuenta de que para estar sola, no hace falta un lugar en especial.


1 comentario:

Иαττ ‏ dijo...

La mayoría de los libros no empiezan con se despertó, pero tienes razón en que el personaje empieza a vivir.
Yo me levanto en una cama desnuda y desconocida y grito xDD
¿Es una historia así que empieza abstracta o unos cortos/sentimientos?

Besos ^_^

PD: http://lobodelasnieves.blogspot.com.es/ ¿Me sigues? Gracias :D